
Eres esa luz que me guía en mi
caminar, no te alejes de mi. No permitas que el enemigo me aleje de ti. Fuiste,
eres y serás lo mejor que me ha sucedido en mi vida, al momento de tenerte en
frente de mi derramaste muchas bendiciones.

Jesús, mi Jesús nazareno te imploro
que me permitas seguirte siempre, que me permitas cargar tu imagen consagrada y
que con tu ayuda siga adelante. Gracias por permitirme terminar la procesión del
viernes santo y que concluimos diciéndote “gracias a ti lo logramos y somos una
verdadera Hermandad”.